El frio como se siente en Granada
Bienvenido nuestro frio, estos días atrás ha entrado realmente el invierno y como se siente el invierno en Granada, como tiene que ser.
Yo, personalmente, me he alegrado mucho, porque, aunque me guste el verano y andar con poca ropa, este frio lo echaba de menos, hace falta y le imploramos al cielo que ojalá nos mande un poco de agua, que para nuestras tierras es tan necesaria.
Puesto que vivimos en un clima continental, tenemos la fortuna de experimentar frio, temperaturas cálidas, calor, temperaturas estables y en general todas las variantes del clima. Muchos años nos quedamos sin primavera y otoño y pasamos del calor al frio y viceversa. Esto genera un desgaste bastante notorio en nuestros músculos, huesos y órganos/sistemas.
Os voy a contar la historia de Pedro. Este niño de Ecuador nunca había sentido frío, ni había visto la nieve. Debido a la pobreza donde se crió, él y su familia nunca salieron de la comarca donde vivían en una chacra cerca de Polivio, no muy lejos de Quito, la capital. Pedro y su familia vivían de lo que les daba el campo y de la limosna que recogían en la ciudad, por turistas o por viajeros. Un día Pedro (de 8 años) le pregunto a su padre:
-¿Papa algún día podremos ver la nieve?
-Pedro, la nieve está muy lejos y allí hace mucho frío, no es tan bonita como piensas. (Dijo su padre).
-Pues en la tele del abuelo se ve como la gente se divierte, haciendo muñecos de nieve, tirándose con el trineo y se ve a la gente pasándoselo bien.
-Si, al principio la nieve esta genial y puede ser muy divertida, pero la nieve es muy peligrosa, y nuestro cuerpo y piel, no están preparados para ese frio extremo. La nieve tiene una parte bonita, pero la mayoría de lo que produce son problemas para la vida humana. El agua está muy fría, para todo, beber y lavar la ropa, y pasaríamos muchas fatigas. El ser humano siempre desea lo que no tiene y los esquimales desean estar aquí, en un clima más templado, en el que vamos en camiseta, podemos bañarnos en cualquier época del año en el rio, piscina o en la playa, podemos jugar al aire libre todo el día y eso hace nuestro clima más confortable y cómodo.
El niño se quedó pensando en lo que dijo su padre. Al año siguiente volvieron a ver imágenes de la nieve cayendo en zonas continentales, esta vez, vió en la tele familiar una nevada en Nueva York.
–Mira papa, mira papa (gritaba el ya no tan pequeño Pedro) está nevando en Nueva York, me encantaría ir allí ahora mismo y jugar con la nieve, hacer muñecos de nieve, jugar a tirarnos bolas, coger el trineo, tiene que ser muy divertido papi.
-Algún día te darás cuenta de lo que te dije el año pasado, yo mismo te llevaré a la nieve para que veas, que no es tan divertida.
Pasaron quince años y Pedro y su familia nunca habían ido a la nieve juntos, pero Pedro, gracias a su curiosidad y sus ganas de ver la nieve, se fue a Canadá a trabajar, donde mucha parte del año está nevada. Cuando llegó se quedó fascinado con la belleza de las montañas y las ciudades nevadas, estuvo jugando a todos tipos de juegos y deportes en la nieve, esquí, trineo, raquetas, escalada, haciendo muñecos, figuras, se divirtió muchísimo en sus primeros 10 días..
Entonces fue allí por ver la nieve y se tuvo que buscar un trabajo, allí trabajaba en un rancho, haciendo labores de labranza. Al cabo de los meses se le fueron diluyendo las ganas de tanta nieve y al año ya echaba mucho de menos su clima tropical.
Pedro no aguantó más de 1 y medio en Canadá, pero le dio tiempo de disfrutar de la belleza de la nieve y de los paisajes del país norteño. A la vuelta a su pueblo, le dijo a su padre:
-Papa, que razón tenias con la nieve, mejor verla un rato, es muy duro vivir en ella, prefiero vivir en un clima más cálido, gracias por ayudarme a abrir los ojos.
Con esta historia lo que quiero reflejar es, la importancia de nuestras emociones, el frio nos puede ayudar o nos puede hacer la vida más difícil, pero es el uso que le demos nosotros el que va a determinar su efectividad en nosotros.
